(Padre, Hijo, EspĆ­ritu Santo)
Nuestras creencias
Creemos que Dios existe como Padre, Hijo y Espíritu Santo, y que Él es un ser de un poder, una bondad y un amor inimaginablemente maravillosos. Dios como Padre reina con cuidado providencial sobre Su universo, Sus criaturas y el fluir de la corriente de la historia humana de acuerdo con los propósitos de Su gracia. Él es omnipotente, omnipresente, omnisciente, lleno de amor y sabiduría. Dios es Padre en verdad para los que se hacen hijos de Dios por la fe en Jesucristo. Él es paternal en Su actitud hacia todos los hombres.Creemos que Jesucristo es el Hijo de Dios. Él nació de la virgen María, vivió una vida humana sin pecado y se ofreció a sí mismo como el sacrificio perfecto por los pecados de todas las personas al morir en una cruz. Se levantó de entre los muertos después de tres días para demostrar Su poder sobre el pecado y la muerte. Ascendió a la gloria del Cielo y regresará a la tierra para reinar como Rey de Reyes y Señor de Señores. Creemos que el Espíritu Santo es co-igual con el Padre y el Hijo de Dios. Él está presente en el mundo para hacernos conscientes de nuestra necesidad de Cristo. Vive en cada cristiano desde el momento de la salvación. Él nos capacita para vivir para Cristo, nos otorga diferentes dones espirituales y nos guía en la verdad.
Pecado y SalvaciĆ³n
Nuestras creencias
Creemos que este mundo también tiene dolor y sufrimiento porque los seres humanos han caído y pecado, y están alejados de Dios, de los demás, de nosotros mismos y de la creación. Creemos que el pecado ha roto todas las cosas dejando al mundo en una necesidad desesperada de salvación.
Creemos que la salvación es un regalo gratuito de Dios para nosotros, pero debemos aceptarlo. Nunca podremos compensar nuestro pecado mediante la superación personal o las buenas obras. Solo confiando en Jesucristo como la oferta de perdón de Dios puede alguien ser salvo de la pena del pecado. Cuando nos alejamos de nuestra vida de autogobierno, lo confesamos como nuestro Salvador y Señor, y nos volvemos a Jesús con fe, somos salvos. La vida eterna comienza en el momento en que uno recibe a Jesucristo en su vida por fe.